El enigma de la singularidad y sus pronósticos en la psique humana (AIU).

Por . En 2010-10-16 19:58:01 -0700
PSICOMATRIX©
El enigma de la singularidad y sus pronósticos en la psique humana.
F. Fernando Ruiz-Torres
Atlantic International University.

Resumen
Psicomatrix es una materia transdisciplinar creada y desarrollada por el psicólogo F. Fernando Ruiz-Torres (apoyado ahora por un grupo de estudiosos) que investiga las poderosas relaciones interactivas y el mensaje del mundo virtual y la relación cada vez más estrecha entre el ser humano y las tecnologías. Es de primer orden observar desde un punto de vista analítico las repercusiones de pronóstico reservado que en materia de salud mental traería a corto, mediano y largo plazo esta inevitable simbiosis. Al mismo tiempo trata de orientar, especialmente a padres y maestros que tratan con niños y adolescentes, para que alerten los peligros y aprovechen las ventajas de estos mass media. Igualmente previene y trata las ciberadicciones y se adelanta en las investigaciones relacionadas con la singularidad tecnológica en su relación con la psique humana.

Introducción
El nombre psicomatrix está basado en:
a. La propuesta literaria del género cyberpunk que, a decir de Lawrence Person, el ser humano se desenvuelve
(…) en futuros distópicos donde la vida diaria es impactada por el rápido cambio tecnológico, una atmósfera de información computarizada ubicua y la modificación invasiva del cuerpo humano.
La literatura y guiones del cyberpunk transcurren, en su mayoría, en el ciberespacio. La realidad y la realidad virtual se confunden y la interacción psique-máquina cobra un sentido de indisolubilidad.
b. La palabra matrix que William Gibson (quien también acuñó el término ciberespacio) utiliza en su novela, ya clásica, Neuromancer.
c. La cinta cinematográfica matrix. El descubrimiento que el mundo aparentemente real no es más que una simulación virtual en la que los individuos se encuentran conectados a una gran máquina mediante un cable enchufado en el cerebro.
Por su poderoso mensaje y por la relación cada vez más estrecha entre el ser humano y las tecnologías, es de primer orden observar desde un punto de vista analítico las repercusiones de pronóstico reservado que en materia de salud mental traerá a mediano y largo plazo esta inevitable simbiosis.
La Psicomatrix, sin embargo, en tanto materia, es el resultado de muchos trabajos e investigaciones de otros estudiosos que ya la insinuaban con demasiada información aunque aislada y fragmentada. De ninguna manera esta se pretende erigir como una novedad absoluta aunque una parte importante de su técnica terapéutica sí lo es. Importante resaltar es que la Psicomatrix es ya una especialidad que estudia tanto las ventajas como los desórdenes de la personalidad causados por la interacción del ser humano con los mass media y las altas tecnologías y, fundamental, impulsar las psicologías hacia el ala del futuro que –en referencia a las tecnologías-, han sido rebasadas por mucho.
Esta investigación trata, precisamente, de esta especialidad y aunque por su naturaleza está dirigido a profesionales de la salud mental, se intenta tocar la sensibilidad de padres de familia y maestros de educación elemental. En consideración, se evitará, en la medida de lo posible, el concepto oscuro y el lenguaje técnico, aunque a veces, por su categoría de materia relacionada íntimamente con la psicología profunda, será inevitable. Esto es por la urgencia de ofrecer ayuda a las sensibles nuevas generaciones ante la impresionante avalancha de medios tecnológicos de comunicación e interacción a su alcance y la enorme ignorancia que a nivel profesional y público en general, se tiene respecto de sus efectos. Terapeutas, padres y maestros, tienen el derecho de estar informados respecto de las innovaciones de la tecnología y los medios de comunicación, la impresión de los mensajes de los grandes media en la mente (y en un futuro cedrcano, en el cuerpo) de los niños y adolescentes y la manera de tratarlos. Es, igualmente, una invitación a la participación activa con sus pacientes, hijos y alumnos, respectivamente, en un territorio que de tan cotidiano parece ya inofensivo. Las terapias y asesoramientos actuales y las por venir requieren de herramientas complementarias, diferentes y futuristas, es aquí donde la Psicomatrix toma un papel decisivo en el sentido que el futuro psíquico inmediato de la raza humana precisa de elementos que permitan elaboración y adaptación mental en el período de la actual transición hacia una nueva civilización derivada del alto desarrollo tecnológico.

Más allá de la televisión
La Psicomatrix, al tener como objetivo la psique y su relación con el mundo virtual es –en el sentido que pretende Shepherd- una materia transdisciplinar, que he desarrollado en el intento serio de procurar elementos que proporcionen higiene mental preventiva, educación acústico-visual y terapia en relación a los impactos de los mass media y la biotecnología. Para ello, la Psicomatrix se apoya en otras disciplinas (principalmente la cibernética, las ciencias, la tecnología de la comunicación y la psicología transpersonal). La Psicomatrix no sugiere contrasentido sino complemento a las terapias convencionales en donde con justeza se venera al pasado, al tótem, aunque en detrimento y descuido del alma futurista. Es un llamado a la reflexión que la psique se diseña no solamente desde la perpectiva del pasado, sino, y muy importante, desde su conciencia hacia el futuro. De esta perspectiva, y desde un juicio apresurado, pareciera que señalamos que muchas psicoterapias podrían parecer anticuadas, evidentemente no lo son, sucede que cumplen una función insustituible determinada por los valores y las necesidades existenciales, sociales, culturales y filosóficas de la época. La Psicomatrix de ninguna manera pretende sustituir la indispensable aportación de las fuerzas psicológicas y otras corrientes ya establecidas, sólo viene a cubrir un vacío de análisis, investigación e información importante.
Es de primer orden desde ahora dejar en claro que la pretensión de la Psicomatrix no se adscribe ni apoya los protagonismos personales (muchas veces acompañado de inocentes ‘campañas’ tales como ‘apagar por un día los aparatos de comunicación’ en señal de disconformidad o el de enviar ‘cartas con miles de firmas a los ejecutivos de los mass media’ con el objetivo de mejora en la producción dirigida al gran público). La Psicomatrix puede y debe tener un criterio sólido respecto de los mensajes y paquetes textuales poco éticos que transmiten los medios de comunicación y ser partícipe de mejoras, pero siempre desde la reflexión y la acción conducente a un verdadero cambio. Igualmente es lícito señalar, sólo por presentar un ejemplo, que Psicomatrix no se deja engañar por el sempiterno señuelo de la televisión y su problemática que, desde hace medio siglo, en este particular, nos presentan la psicología oficial y los estudios de investigadores con buena intención pero con escasa experiencia práctica en medios de comunicación. La dificultad no está circunscrita, de ninguna manera, solamente al papel que la programación televisiva muestra con sus efectos en problemas de bulimia, anorexia, depresión, baja autoestima, falta de concentración, violencia, consumismo y otros signos, aunque ya en sí son motivo suficiente para el análisis y el estudio que apunten a su resolución (lo contundente de un impacto psíquico es suficiente con cinco segundos de exposición: hace falta un exhaustivo análisis de los comerciales así como su regulación). La Psicomatrix pretende, sí, hacer llegar al mayor número posible de personas las herramientas con las que se ha de defender la salud mental de la población (especialmente infantil) día tras día y no solamente de la televisión sino de toda la gama de herramientas de comunicación inventadas y por venir, hasta formar una cultura de humanismo que vaya de la mano con las tecnologías y que, en todo caso, el manejo de estas sea en beneficio más que en detrimento, y en el entendido que el conflicto que nos presenta el siglo va mucho más allá de las ‘ventajas y desventajas’ de la programación televisiva y aún del mundo net, videojuegos y celulares que si bien Psicomatrix los estudia no es su único enfoque. Esta avalancha transmedia nos arrastra -señalando a un futuro cercano- hacia las ‘ventajas y desventajas’ que sufrirá la mente humana en el vertiginoso tránsito de nuestras culturas en el territorio de esta revolución tecnológica sin precedentes que apunta hacia la singularidad.

Singularidad y psicomatrix
Ahora transitamos en el intervalo pre-singular que comienza en la década de los 50’s con John von Neumann, quien acuñó el término singularidad (tecnológica) y que si bien algunos investigadores aventuran a signar la década del 2030 como su consolidación -es decir, la consolidación de la singularidad tecnológica-, es difícil predecir la fecha de esta.
El concepto de la singularidad tecnológica proviene del término singularidad gravitatoria, usado en la física para describir a un objeto del espacio que, habiéndose comprimido de manera extrema, termina por tener una fuerza de gravedad infinita y de tal magnitud que ni siquiera la luz puede escapar de este cuerpo. Es en este punto que se colapsan las matemáticas y las teorías de la física pierden validez. Los valores gravitatorios infinitos hacen imposible cualquier pronóstico o definición del comportamiento del objeto.
Por analogía, la singularidad o singularidad tecnológica de Neuman se refiere a que los avances tecnológicos se expandirán a gran velocidad y al extremo que su fuerza acelerará cambios sociales al grado tal que con los conocimientos filosóficos, científicos y tecnológicos que contamos en la actualidad, resulta igualmente imposible hacer cualquier pronóstico del futuro de la convivencia humana y su interacción con la inteligencia artificial, la biotecnología y la nanotecnología, entre otras por venir.
Esta premisa nos advierte que es no solamente necesario, sino absolutamente indispensable el que los profesionales de la salud mental, que consideren a la Psicomatrix como herramienta terapéutica, dejen atrás prejuicios y atavismos y se atrevan a penetrar los extraordinarios enigmas que enfrentará la psique individual y colectiva del futuro inmediato en el entendido que aunque la polémica profecía de la singularidad tecnológica no ocurriera, y aún, que las computadoras no llegaran a poseer la inteligencia del homo sapiens y menos superarla (en este dato hay eruditos que tienen opiniones encontradas. Vernor Vinge, inspirado un tanto en su vena literaria como autor de ciencia ficción y otro tanto por su docta formación en las matemáticas, piensa que sí es posible que la inteligencia artificial logre capacidades mayores a la humana de manera ilimitada. En contrapropuesta, Hameroff y Penrose, apoyados en la teoría que las máquinas podrán acercarse al funcionamiento cerebral, nunca al de la mente siendo estas entidades, aunque íntimamente vinculadas, separadas y distintas, lo creen improbable), lo que sí parece inminente es la íntima interrelación humano-máquina en donde los adelantos científicos y tecnológicos ya permiten implantes y manipulación biológica amén de interacción con computadoras que potenciarán la inteligencia del ser humano y darán origen a otras experiencias derivadas del psiquismo aunado a la alta tecnología. Ante tal certidumbre aparecen, de inmediato, una serie de interrogantes que son inevitables soslayar: ¿Qué tipo no sólo de inteligencia sino de conciencia emergerán? ¿Serán estas manipuladas? ¿Manipulables? ¿Se convertirá el desarrollo mental en un producto elitista? ¿Y quienes no tengan los medios para servirse de este experimento, serán considerados como una especie de subhumanos? ¿Cuál será (es) la participación de los grandes intereses creados? ¿Cuál la de los que detentan el poder? Y, las interrogantes que más interesan a la Psicomatrix por el particular que nos ocupa: ¿Qué nuevos padecimientos psíquicos y ciberpsíquicos aparecerán en este espectro? ¿Qué ventajas en el área del psiquismo tendrá esta simbiosis? ¿Cuál será, en el futuro, la definición de ser humano? Evidentemente un trabajo formal de esta naturaleza no puede enfrascarse en un juego de probabilidades futuristas hacia la resolución de estos últimos cuestionamientos por fascinantes y seductores que parezcan. Lo que sí se antoja factible es seguir, de cerca y en lo inmediato, esta compleja red que, a partir de la informática y los medios de comunicación actuales, da cuenta de estar generando a un ritmo vertiginoso nuevas maneras de interacción con estas máquinas que si bien son símbolo de progreso en más de un sentido también están repercutiendo de manera negativa en las relaciones del individuo consigo mismo y con la sociedad. Es decir, que no debemos perder de vista hacia donde se encamina esta avanzada de la tecnología y a partir de las herramientas con las que ahora contamos intentar seguir el ritmo a las novedades científico-tecnológicas como una manera de comprender cada paso que estas reporten y, en tiempo y circunstancia, desde ahora, dar las respuestas necesarias en beneficio de la psique individual y colectiva.
Ciudad de México, noviembre 2009.